Tuvo que psicoanalizarse, pelear continuamente por seguir existiendo,… Y aún así (quizás precisamente por eso) está recortado su goce real, no su capacidad de goce.
Se debate en la lucha de si “existirá para mí un espacio de placer”. En la primavera de mil novecientos noventa y cuatro estos eran sus pensamientos al respecto “¿Alguien me lo niega o me lo niego yo? ¿Por qué no puede ser? ¿Hubiera sido todo mejor de haber nacido hombre? ¿Tiene solución o es, como decía la tía Consuelo que, ‘Es que eso, para las mujeres, es así’?
2018
TENGO LA RABIA
Por Carmen Hidalgo Lozano.
2017
¡CUIDADORES!
Por Carmen Hidalgo Lozano
Y MIENTRAS ¡AÚN RESPIRO!
Por Carmen Hidalgo Lozano. 2015
Clase de psicología en formación profesional. Se
hablaba del duelo. La profesora nos invitaba a compartir experiencias.
Me levanté. Sentía mi cuerpo ágil, seguro, firme, como
mi pensamiento, como mi decisión, como el futuro que veía claro delante de mis
ojos, después de tanto tiempo y hablé:
Yo he sufrido malos tratos del padre de mis hijos. Un
día dije ¡Basta, se acabó! y busqué ayuda. Casi no puedo creer que lo estoy
contando. Y mientras ¡aún respiro!
¡VÁYASE A OTRA PARTE JEFA!
Por Carmen Hidalgo Lozano. 2016
Lo había
conseguido mediante concurso oposición. Era el puesto soñado por cualquier
hombre de mi profesión, sencillamente envidiable. Casi nadie entendió por qué
renuncié y me marché bajando un montón de peldaños en el escalafón.
El primer
día pedí que limpiaran el despacho y vaya si lo limpiaron. Como un presagio
resbalé, caí de bruces con la barbilla sobre el terrazo y me tuvieron que dar
dos puntos.
Mi
horario de trabajo era por ley hasta las siete de la tarde por lo que pedí en
dirección que me dejaran comer con los profesionales de guardia. Me dijeron que
no, de modo que tuve que comer sola en la cafetería a diario.
Pedí al
jefe de mantenimiento que retirara los aparatos inservibles almacenados en la
puerta de mi departamento y todavía sigue allí la misma chatarra. Pedí al
técnico jefe que adelantara su trabajo para coordinarse mejor con el resto del
equipo y al día siguiente presentó una baja por dolor de espalda. Un jefe de
grado inferior me pidió relaciones íntimas, le dije que no y predicó por la empresa
que yo lo había querido seducir.
Hice
oposiciones a la enseñanza y me he jubilado como profesora. Todavía se
considera un trabajo más adecuado para la mujer.