domingo, 11 de octubre de 2015

SIGUIENDO A GAMONEDA. Curso de poesía en la UP de AB. 2015

SIGUIENDO A GAMONEDA por Carmen Hidalgo Lozano

“Cuando yo tenía catorce años,
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos” (de Gamoneda)


(sigue, Carmen Hidalgo Lozano)



Presionaba suavemente mis sienes
Con sus dedos de seda y toda su alma.
Cómo le dolía el cansancio de su niño
Porque yo era su niño, amado, pequeño,
Indefenso, dulce,…
A quién ella dio a luz, a quien tanto amaba

Y ahora lo veía sufriendo a causa de la crisis
Que había hundido la casa a la muerte del padre.

Cómo la recuerdo ahora, que ya no está.
Cuánto bien me harían sus manos en mi piel
Y su tierno regazo, refugio de mi corazón.

Quise sustituirla con Eulalia, mi exmujer.
¡Tropezón en el viaje de la vida!
Nunca una esposa es una madre,
O no debía serlo.

Pero los hombres, débiles en el fondo,
Buscamos cobijo en el alda de una dama.
Creemos quererla y nuestro deseo
Es que vuelva la madre con la que fuimos uno,
El paraíso perdido, más allá de nosotros mismos,
Mucho antes de ser, mucho antes de nuestra identidad.

Perdóname Eulalia,
Perdóname tú también, madre,
Y perdóname hermana, si también he sido egoísta contigo.

Intento ser un hombre, pero no es fácil.
No es fácil crecer y dejar al niño.

No es fácil dejar de jugar a Peter Pan.

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GRACIAS A MI PUEBLO

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